Halcón peregrinoPues sí, ya hay sentencia, y ha sido condenatoria. Itsas Enara Ornitologia Elkartea, acusación particular en este sumario, en el que ha estado asesorada y representada por el letrado Oscar Padura, se congratula por el resultado, aunque subraya que no es de recibo que hayan tenido que transcurrir más de cuarenta años desde que se protegieron las rapaces para que se celebre el primer juicio, siendo como son estos episodios recurrentes y en absoluto ocasionales.

Los hechos se produjeron el día 20 de mayo de 2014, es decir, fuera del período hábil de caza, en Atotxa Erreka, una zona periurbana pero urbanizada de Donostia. El acusado, colombófilo y cazador, salió de su casa al jardín tras advertir que sus palomas estaban siendo atacadas por una rapaz, tomó una de sus tres escopetas y disparó. Mató al halcón, que cayó a plomo.

Una pareja de paseantes se acercó al ave que acababa de caer, esperando encontrar una paloma, pero se encontraron un ave de una especie protegida, y avisaron a las autoridades. Dio la casualidad de que en las inmediaciones patrullaban unos agentes de la Guardia Municipal, quienes dieron fe de lo sucedido y tomaron las primeras declaraciones, inspeccionaron el lugar y recogieron y custodiaron las pruebas, lo que a la postre ha resultado ser crucial. A todos ellos, particulares y servidores públicos, nuestro más profundo agradecimiento.

El acusado, pese a que en un primer momento negó los hechos, más tarde admitió haber disparado y matado al ave, aunque sin intención; por ello, en el juicio se trataba de dilucidar esa cuestión. Según nuestro punto de vista, no hay duda de que no se mata sin querer a un halcón en vuelo sin apuntarle directamente. El hecho de que el cuerpo conservara nada menos que 17 perdigones (otros lo atravesaron y se perdieron) muestra asimismo que el disparo le alcanzó de lleno.

No se acusaba de delito contra la seguridad por disparar un arma de fuego desde una finca urbana, ni tampoco la cuestión administrativa relativa a cazar especies protegidas y fuera del período hábil; esto tendrá que perseguirlo la Diputación, no la justicia.

Nosotros pedíamos dos años, la fiscalía uno, y la defensa la libre absolución. Se ha negociado y hemos aceptado un arreglo, por lo que la sentencia se ha dictado ya y es firme.

Han sido seis meses de prisión, eludible mediante el pago de una multa de 12 meses a razón de 10,00 € diarios, más una indemnización a favor de la Diputación Foral de Gipuzkoa, quien fijó su cuantía, de 3.606,06 €, más una inhabilitación de 3 años para cazar y para ejercer cualquier profesión u oficio relacionado con la fauna.

Es de subrayar que la valoración dineraria del ave procede de lo comunicado por Diputación. Salta a la vista que urge una actualización inmediata de esas cantidades, ya que son claramente insuficientes.

Itsas Enara muestra su satisfacción y espera que esta condena siente precedente y contribuya a atemperar los ánimos de la gente poseedora de armas de fuego cuando se sientan tentados de atentar tan vilmente contra nuestro patrimonio vivo.